lunes, 7 de febrero de 2022

Kwame Nkrumah; Hablo de libertad. Una declaración de ideología africana (selección)

Kwame Nkrumah; I Speak of Freedom: A Statement of African Ideology, London: William Heinemann Ltd., 1961, pp. Xi-xiv. Tomado de: Internet Modern History Sourcebook. 

Traducción de Ramiro de Altube (UNR)


"Durante siglos, los europeos dominaron el continente africano. El hombre blanco se arrogaba él mismo el derecho a gobernar y ser obedecido por los no-blancos; su misión, aseguraba, era “civilizar” África. Bajo este manto, los europeos privaron al continente de vastas riquezas e infligieron un sufrimiento inimaginable sobre el pueblo africano.

Todo ésto constituye una triste historia, pero ahora debemos estar preparados para enterrar el pasado con sus desagradables memorias y mirar hacia el futuro. ¿Todo lo que pedimos de los antiguas potencias coloniales es su buena voluntad y cooperación para remediar los errores e injusticias del pasado y conceder la independencia a las colonias en África?

Está claro que debemos encontrar una solución africana a nuestros problemas, y que ésto sólo puede ser encontrado en la unidad africana. Divididos somos débiles; unida, África podría convertirse en una de las mayores fuerzas para el bien en el mundo.

Aunque la mayoría de los africanos son pobres, nuestro continente es potencialmente muy rico. Nuestros recursos mineros, que están siendo explotados con capital foráneo sólo para enriquecer a los inversores extranjeros, van desde oro y diamantes hasta uranio y petróleo. Nuestros bosques contienen algunas de las más finas maderas que pueden crecer en cualquier parte. Nuestros cultivos comerciales incluyen cacao, café, caucho, tabaco y algodón. Con respecto a la energía, que es un factor importante en cualquier desarrollo económico, África contiene más del 40% del potencial de energía hidráulica del mundo, en comparación con alrededor del 10% en Europa y el 13% en Norteamérica. Aún así, hasta ahora, se ha desarrollado menos del 1%. Ésta es una de las razones por las que tenemos en África la paradoja de la pobreza en medio de la suficiencia y la escasez en medio de la abundancia.

Nunca antes un pueblo ha tenido a su alcance una oportunidad tan grande para desarrollar un continente dotado de tanta riqueza. Los estados independientes de África, algunos de ellos potencialmente ricos, otros pobres, individualmente poco pueden hacer por su gente. Juntos, con la ayuda mutua, pueden lograr mucho. Pero el desarrollo económico del continente debe planificarse y perseguirse como un todo. Una confederación laxa diseñada sólo para la cooperación económica no proporcionaría la necesaria unidad de propósito. Sólo una unión política fuerte puede lograr un pleno y efectivo desarrollo de nuestros recursos naturales en beneficio de nuestra gente.

La situación política actual en África es alentadora y, al mismo tiempo, inquietante. Es alentador ver tantas nuevas banderas izadas en lugar de las antiguas; es inquietante ver tantos países de distintos tamaños y con diferentes niveles de desarrollo, débiles y, en algunos casos, casi indefensos. Si se permite que continúe este terrible estado de fragmentación, puede ser desastroso para nosotros.

Existen actualmente unos veintiocho Estados en África, excluida la Unión Sudafricana y aquellos países todavía no libres. No menos de nueve de estos Estados tienen una población inferior a tres millones. ¿Podemos seriamente creer que las potencias coloniales pretenden que estos países sean independientes, Estados viables? El ejemplo de América del Sur, que tiene tanta riqueza, si no más que Norteamérica y sin embargo continúa siendo débil y dependiente de intereses externos, es algo que cada africano haría bien en estudiar.

Los críticos de la unidad africana a menudo se refieren a las amplias diferencias de cultura, lenguas e ideas en varias partes de África. Esto es cierto, pero permanece el hecho esencial de que todos somos africanos y tenemos un interés común en la independencia de África. Las dificultades presentadas por las cuestiones de la lengua, la cultura y los diferentes sistemas políticos no son insuperables. Si la necesidad de la unión política es acordada por todos nosotros, entonces nace la voluntad de crearla; y donde hay una voluntad hay un camino.

Los actuales líderes de África han realmente mostrado una notable voluntad de consultar y buscar consejo entre ellos. Los africanos, en efecto, han comenzado a pensar continentalmente. Se dan cuenta que tienen mucho en común, tanto en su historia pasada, en sus problemas actuales como en sus esperanzas futuras. Sugerir que el tiempo todavía no está maduro para considerar una unión política de África es evadir los hechos e ignorar realidades del África de hoy.

La mayor contribución que África puede hacer para la paz del mundo es evitar todos los peligros inherentes a su desunión, a través de la creación de una unión política que, también por su éxito, se erigirá como ejemplo a un mundo dividido. Una Unión de Estados Africanos proyectará más efectivamente la personalidad africana. Inspirará respeto de un mundo que sólo considera el tamaño y la influencia. La escasa atención prestada a la oposición africana a las pruebas atómicas francesas en el Sáhara, y el ignominioso espectáculo de la ONU en el Congo poniendo objeciones a sutilezas constitucionales mientras la República estaba tambaleándose hacia la anarquía, son evidencia de la cruel indiferencia hacia la Independencia Africana por parte de las Grandes Potencias.

Tenemos que demostrar que la grandeza no se mide en reservas de bombas atómicas. Creo firme y sinceramente que con la sabiduría y la dignidad arraigadas, el respeto innato por las vidas humanas, la intensa humanidad que es nuestra herencia, la raza africana, unida bajo un gobierno federal, emergerá no sólo como otro bloque mundial para alardear de su riqueza y fortaleza, sino como un Gran Poder cuya grandeza es indestructible porque no está construida sobre el miedo, la envidia y la sospecha, ni triunfa a expensas de los demás, sino que está fundada en la esperanza, la confianza, la amistad y dirigida al bien de toda la humanidad.

La emergencia de tal poderosa fuerza estabilizadora en este mundo desgastado por los conflictos debe ser considerada no como el sueño impreciso de un visionario, sino como una propuesta práctica, que los pueblos de África pueden, y deben, convertir en realidad. Existe una marea en los asuntos de cada pueblo en la que el momento golpea para la acción política. Tal fue el momento en la historia de los Estados Unidos de América cuando los Padres Fundadores vieron más allá de las disputas nimias de los Estados separados y crearon una Unión. Ésta es nuestra oportunidad. Debemos actuar ahora. Mañana puede ser demasiado tarde y la oportunidad habrá pasado, y con ella la esperanza de supervivencia del África libre."

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