—“Ataque de pánico”, dijo el especialista. “Trastorno de ansiedad, miedo”.
—“Miedo a qué”, le hubiera preguntado, y no lo hice.
Por definición, miedo se le tiene siempre a algo. El miedo a nada no existe. O, mejor dicho, el miedo a nada es lo contrario al miedo, es el arrojo. El pánico es “pan” y “co”; o sea, “pan and company”. Pan, porque si te das el lujo de tener pánico, es porque no tenés otra cosa, como por ejemplo hambre. Es decir, si tenés miedo, pero lo tenés en forma de ataque, es porque tenés pan. Company, porque el miedo nunca es tal si viene solo. La compañía del miedo son los fantasmas, pero no son los típicos fantasmitas de capa blanca. A estos no se los ve, y es porque no se los puede ver que el miedo en vez de ser miedo es pánico y llega de golpe. Vos estás lo más bien haciendo las cosas normales de la vida, como la cola del supermercado para comprar tu pan, y el pánico llega y te ataca. Se te oprime el pecho, se te dificulta la respiración, te suben las pulsaciones, te sudan las manos. Entonces, de repente, pasás de estar ahí a ya no poder estar en ninguna parte. El ataque de pánico es eso: la sensación de no poder ser ni estar.
Es como estar viendo el Aleph: la existencia toda en un mismo instante, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos. Es abrumador.
Por definición, miedo se le tiene siempre a algo. El miedo a nada no existe. O, mejor dicho, el miedo a nada es lo contrario al miedo, es el arrojo. El pánico es “pan” y “co”; o sea, “pan and company”. Pan, porque si te das el lujo de tener pánico, es porque no tenés otra cosa, como por ejemplo hambre. Es decir, si tenés miedo, pero lo tenés en forma de ataque, es porque tenés pan. Company, porque el miedo nunca es tal si viene solo. La compañía del miedo son los fantasmas, pero no son los típicos fantasmitas de capa blanca. A estos no se los ve, y es porque no se los puede ver que el miedo en vez de ser miedo es pánico y llega de golpe. Vos estás lo más bien haciendo las cosas normales de la vida, como la cola del supermercado para comprar tu pan, y el pánico llega y te ataca. Se te oprime el pecho, se te dificulta la respiración, te suben las pulsaciones, te sudan las manos. Entonces, de repente, pasás de estar ahí a ya no poder estar en ninguna parte. El ataque de pánico es eso: la sensación de no poder ser ni estar.
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