lunes, 12 de septiembre de 2011

León Rozitchner, la filosofía como lucha y confrontación, por Néstor Kohan


Lo extrañaremos. León Rozitchner (1924-2011) acaba de fallecer. La muerte, hecho vital que en su presencia desnuda se torna irreversible, de ninguna manera nos debe condenar al silencio. Al contrario. Combatirla (al menos para quienes no creemos en un “más allá”) implica mantener viva la memoria, los afectos, los recuerdos. Y, en la medida en que se puede, socializarlos y compartirlos en comunidad.
Lo confieso. Me fastidia profundamente escribir estas líneas. Las escribo desde el enojo y la incomodidad. Y me molesta profundamente tener que ir escribiendo ante las muertes sucesivas de José Luis Mangieri, de David Viñas y de otros compañeros que hemos querido y de los cuales hemos aprendido mucho a lo largo de años. Pero siento que ellos se merecen que los recuerdos no queden en la intimidad ni prisioneros de las conversaciones privadas. También siento que todos ellos, y León como uno de los más destacados y brillantes, no se merecen morir atrapados en las telarañas pegajosas del progresismo políticamente correcto que los va recolectando y enhebrando en un collar, uno a uno y con paciencia, como si fueran “trofeos”, intentando fagocitarlos. Neutralizarlos. Deglutirlos. Degradarlos. Edulcorarlos. Aplaudirlos y homenajearlos, quitándoles su sentido revulsivo, disminuyendo al máximo de lo posible la polémica y la incomodidad que siempre generaron en vida. Finalmente, incorporarlos a la sociedad oficial. Una manera sutil y paradójica de nombrarlos para callarlos. Iluminarlos con una luz tenue para que terminen opacados y desdibujados, fuera de foco. Darles el micrófono, quizás por última vez, para que su música suene suavecita y con sordina, ya sin molestar a nadie. Sin joder.
¡A ellos! ¡A Viñas! ¡A Mangieri! ¡Ahora a Rozitchner! Intelectuales  rebeldes e iconoclastas que toda su vida sacaron los pies del plato, patearon el tablero y el panal de abejas. Que toda la vida marcharon a contramano, remando para el lado opuesto de lo que se considera “normal” y esperable. A ellos, que vieron a sus amigos desaparecer y morir destripados en la tortura (en el caso de Viñas incluso a parte de su propia familia). ¡A ellos! Exiliados. Desperdigados por el mundo. Luego olvidados. Más tarde regresados como parias —con la retirada ordenada de los militares tras la derrota en Malvinas—, a un país donde permanecieron marginales, excluidos sistemáticamente por los circuitos mediocres que han dirigido la Academia argentina hasta hoy, apenas tolerados por una cultura política seudo pluralista que nunca terminó de tragarlos. Y ahora que se mueren…, el aplauso fácil. El guiño fuera de tiempo. La infaltable corona de flores. El ingreso al panteón pomposo de muertos sagrados, prestigiosos y bienpensantes. ¡No! ¡Por favor, no con León Rozitchner! León se merece algo distinto.

viernes, 26 de agosto de 2011

Revista de Análisis Regional Nº 5. La industria del Gran Rosario y la Economía Nacional en 2009-2011

REVISTA DE
ANÁLISIS REGIONAL

AÑO 3  Nº 5          JULIO DE 2011





LA INDUSTRIA DEL GRAN ROSARIO Y LA ECONOMÍA NACIONAL EN 2009 - 2011








Director: Ramiro de Altube
Grupo de trabajo y aportes: Ramiro de Altube, Damián Dombraski, Olivia Di Nardo, Nicolas Hawriluk, Lelio Valdez.
Editor responsable: U.N.R. Entre Ríos 760. Ciudad de Rosario. CP: 2000.


BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES UTILIZADAS

- Claudio Katz; “Certezas e incógnitas de la política argentina”; Rebelion.org; 20-11-2010
- Carlos Marx; El Capital, tomo I.
- CENDA; “La Anatomía del nuevo Patrón de Crecimiento y la Encrucijada Actual. La economía argentina en el período 2002 – 2010” Centro de Estudios para el desarrollo argentino, Editorial Atuel, Buenos Aires, 2010.

Diarios La Capital de Rosario
Diarios Clarín y La Nación de Buenos Aires
Redacción IMPULSONEGOCIOS.COM
Prensa Argentina
Revista Análisis de Coyuntura
Página oficial del gobierno de la provincia de Santa Fe
Diario UNO de la ciudad de Santa Fe
Informe Nº 10 - Abril de 2011, de FISFE [Federación Industrial de Santa Fe]
Diario El Argentino.com
Diario Tiempo Argentino, suplemento Eco
Suplemento Cash, Diario Pagina/12
Rosario3.com, portal de Noticias
Mercado Argentino.com.ar
Argentina en Noticias
Infobae.com


INTRO

lunes, 22 de agosto de 2011

Simón Bolívar y la «manzana prohibida» de la revolución latinoamericana, por Néstor Kohan

Dedico este libro:
Para Alfredo, Quijote negro, conversador incansable,
fumador compulsivo y comunista itinerante de todas
las guerras y revoluciones pasadas, presentes y futuras
Al pueblo palestino, por su justa, digna y heroica lucha






Índice del volumen
- Del «Bolívar» de Karl Marx al marxismo bolivariano del siglo XXI
- Venezuela y la batalla internacional de la Revolución Bolivariana
- Las armas secretas del Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil
- Hemos llegado al gobierno pero no tenemos el poder todavía (Entrevista al presidente Evo Morales)
- ¡Salud a la Revolución Cubana… por los próximos 50 años de combate!
- ¿Revolución en el siglo XXI? (Entrevista con la Agencia Bolivariana de Prensa)
- Una mirada marxista desde América latina (Entrevista con los periódicos «Abrente» de Galiza y «Gara» de Euskal Herria)
- La vida y los sueños en los campamentos de las FARC-EP (Entrevista al historiador Ezequiel Rodríguez Labriego)
- El movimiento de Cátedras Che Guevara y la disputa por la hegemonía en América Latina
- Un diálogo con Roque Dalton y Lenin, desde la izquierda revolucionaria del siglo XXI
- Con Marx y con Zapata, después del posmodernismo
- La Razón de Estado, un «pragmatismo» absolutamente equivocado
- Caliban y la cultura insurgente (A propósito de «Todo Calibán» de Roberto Fernández Retamar)
- La «manzana prohibida» del comunismo (Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento hoy)
- La teoría crítica marxista frente a la crisis capitalista

Libro libre y completo en: http://www.rebelion.org/docs/133619.pdf

martes, 26 de julio de 2011

Las modalidades del impacto de la Crisis Energética actual. El Caso Argentino, por J. M. Puttini

Por Juan Miguel Puttini 

A medida que la Crisis Energética se va desarrollando a escala mundial se va tornando cada vez más claro que las modalidades de su impacto en las diferentes regiones y países comienzan a divergir.
Por lo que puede apreciarse hasta este momento, estas divergencias obedecen principalmente a los siguientes fundamentos:

a) El grado de desarrollo de la capacidad masiva de consumo alcanzada. En aquellos países, principalmente en los centros imperiales, en los que la capacidad de consumo de masas se encuentra altamente desarrollada y donde la parte del salario dedicada a insumos energéticos es proporcionalmente más reducida, se manifiesta una tendencia a la reducción paulatina del nivel de vida que, sin ser despreciable, hasta el momento es sobrellevada con cierta pasividad. Por el contrario, en aquellos países donde la mayor parte del salario es dedicada a insumos energéticos o a alimentos básicos no procesados industrialmente (cuyo componente energético es muy elevado) la holgura es mucho menor y el impacto sufrido es más directo y rápido. Quizá uno de los detonantes de las insurrecciones en el norte de África pueda encontrarse en este fundamento.
b) El poder adquisitivo general en relación a los costos energéticos. Similar al fundamento anterior, pero con el matiz de que a un mayor nivel de ingresos en dólares la capacidad de pago por insumos energéticos más caros se mantiene durante más tiempo, desplazando del mercado a aquellos humanos que, viviendo a nivel de subsistencia, no tienen más alternativa que abandonar las pretensiones de adquirir tales insumos y, por tanto, quedan fuera de competencia.
c) La proporción del sector industrial en el conjunto de la economía. Debido a la alta intensidad del consumo energético de la industria en relación a los sectores de comercio, finanzas o servicios, aquellos países, otra vez los centros imperiales, que han visto una reducción prolongada de la participación relativa de la industria en su economía poseen una mayor capacidad para resolver temporalmente el impacto del alza de los precios de la energía. Por el contrario, las economías industriales emergentes (China, Brasil, India, etc.) han recibido la capacidad industrial que abandonaba a los centros imperiales por lo que la intensidad energética del conjunto de su economía es mayor, y mayor es por consecuencia el impacto del aumento de costos. Adicionalmente el grado de eficiencia energética de la industria de las economías industriales emergentes es menor a la de las industrias de punta de los centros imperiales, agravando aún más el problema.
d) La capacidad de exportación de insumos energéticos. Aquellos países que pueden exportar insumos energéticos se encuentran en una posición privilegiada (Rusia, Medio Oriente, Australia). El aumento de precios los beneficia y los continuará beneficiando durante un tiempo más prolongado. Pero debido al mismo aumento incesante de la renta energética, y a la prosperidad que derrama hasta cierto punto sobre el conjunto de los habitantes, estos países están presenciando un crecimiento de la demanda interna de insumos energéticos, lo que conspira en ciertos casos con el mantenimiento de los niveles exportados.
e) La capacidad de exportación de insumos alimenticios. El reducido grupo de países que están en condiciones de exportar excedentes alimenticios pueden hasta cierto punto trasladar el aumento de los costos (el sector agrícola es muy intensivo en el uso de energía) hacia un aumento de precios. Esto posibilita el mantenimiento de los niveles de producción y al mismo tiempo un aumento en la recaudación impositiva sobre exportaciones.
f) Los recursos financieros del Estado. En aquellos países en que por una u otra de las razones anteriores aumentan los ingresos por exportaciones, el Estado es capaz de tomar una parte de esos ingresos y relocalizarlos, vía subsidios, en los sectores de la economía que son más vulnerables al aumento de los costos energéticos, ya sea la industria o la población más general.

martes, 12 de julio de 2011

Japón y la singularidad de su transición al capitalismo, por Ramiro de Altube

Resúmen de Kohachiro Takahashi & reflexiones propias en torno a la formación social precapitalista en Japón.

La revolución meijí dentro de la historia agraria del Japón. La revolución Meiji constituye el punto de arranque de la formación de la moderna sociedad capitalista dentro de la historia japonesa, consiguió la unión nacional del país, acabando con el régimen señorial y las ordenes feudales. La historia de la revolución Meiji plantea dos tipos de problemas: unos de carácter general, que hacen referencia a la generalidad histórica de la transición del feudalismo al capitalismo y por otro parte, problemas de carácter particular, referentes a la estructura histórica específicamente japonesa que convierte la revolución Meiji en un arquetipo de revolución burguesa. La revolución Meiji se llevo a cabo desde arriba; se han atribuido a menudo sus causas a fuerzas externas, a presiones de las potencias extranjeras, pero por si solas y cualquiera que fuesen su carácter estas fuerzas extranjeras no habrían conseguido modernizar una sociedad, si la evolución económica interna no hubiese tendido al mismo resultado. Hay que considerar el problema agrario como la piedra angular de la revolución Meiji.


jueves, 16 de junio de 2011

La venganza del valor de uso, por Miguel Puttini

 Primer Impacto
Marx lo había descubierto y dejado sentado en el Manifiesto Comunista: el comunismo es (en cuanto es) el movimiento real de las cosas, de otro modo se degrada en un vulgar dogma. De lo que trata este breve opúsculo es de rebuscar en una de las premisas de este movimiento real, a saber, que el movimiento real de universalización del valor, y del modo de producción que a él responde, tiene siempre que dar cuentas a su contraparte, al valor de uso. Sin valor de uso, no hay valor. Pero si el valor es puramente cuantitativo y, por ello, en si mismo ilimitado en su potencia de expansión, el valor de uso responde a otros parámetros, a los límites naturales. Y estos, tan olvidados por la omnipotencia autocomplaciente del capital, no tardan en pasar factura cada vez que pueden.
En la elaboración de su teoría de la crisis capitalista Marx había insistido en el límite que impone el valor al valor de uso, en otras palabras: si el valor de uso no se pone al servicio de la valorización, entonces no existe. Aquí lo que vamos a tratar es del camino inverso: sin valor de uso no hay valor. Lo que, bien mirado, no es ninguna sorpresa. En aquellas ocasiones en que el capitalismo entró en fuerte expansión, una de las trabas más frecuentes fue la insuficiencia de fuerza de trabajo (un valor de uso, por cierto). De ahí el incentivo a la inmigración, las políticas públicas que favorecían el crecimiento poblacional, etc. Pero la fuerza de trabajo no tiene un límite en sí, puede ser ampliada casi indefinidamente ya sea incorporando contingentes de trabajadores hasta ese mo-mento excluidos de la producción capitalista (lo que hoy está sucediendo en China, por ejemplo, o la explotación aberrante, pero bien capitalista, de las masas coloniales en los inicios del imperialismo). Y si esto no alcanzaba, pues se desvalorizaba la fuerza de trabajo, vía abaratamiento de los componentes que ingresan en su valor (alimentos, vi-vienda, etc.) o, en casos extremos, depreciando a la fuerza el salario, por vía represiva.
Pero esta capacidad tan elástica del valor de uso fuerza de trabajo no le pertenece más que a ella. Ningún otro valor de uso tiene esta condición. Las materias primas orgánicas (vegetales o animales) tienen cierta elasticidad, que puede ser aprovechada y estimulada por el desarrollo de los métodos de cultivo y cría. La revolución verde de mediados del siglo pasado atestigua este hecho. Pero los llamados recursos naturales, obtenidos por minería, no tienen ninguna elasticidad. Ninguna.
Es cierto que la producción puede aumentar con la incorporación de tecnología, pero de este modo las reservas se agotarán más rápidamente. No hay reposición de reservas mi-neras. De estas en particular, trata este trabajo.
Voy a ir despacio, sin adelantar conclusiones. Sé que éstas pueden llegar a ser chocantes y es preferible, en estos casos, dejar que amanezcan solas. Vamos a empezar, entonces, con la situación tal y como podría haberla percibido Marx en su época.
Sabemos que Marx polemizó fuertemente con Malthus sobre las leyes de población. Marx tenía razón: las leyes de población suponen un modo de producción específico y cada uno de ellos tiene la propia.
Para 1850 la población mundial se ubicaba en torno a los 1.260 millones de habitantes, de los cuales 276 M se hallaban en Europa. La tasa de crecimiento poblacional mundial entre los años 1000 y 1750 había sido del 0.23% anual. Entre 1750-1800 asciende al 0.48% anual (en Europa 0.49) y para el período 1800-1850 subió un poco más hasta 0.58% anual (en Europa 0.72) . Veamos como estaban las cosas para la época en que Marx escribía sus textos sobre Francia.
Grafico
Hasta 1850, y desde tiempos inmemoriales, la fuente de energía casi exclusiva había sido la leña, acompañada por los molinos de viento y de caídas de agua. La población comienza a crecer en forma correlacionada al desarrollo de las fuerzas productivas, la revolución industrial. Pero a esta revolución todavía le faltaba dominar la naturaleza en lo referente a la energía. A mayor desarrollo industrial y con la necesidad de localizar estas industrias en las cercanías de núcleos poblacionales importantes, se hacía imperio-so conseguir un combustible fácil de trasladar y con alto poder energético.
A mediados del siglo XIX comienza la explotación del carbón. Mientras que la madera tiene un poder calórico de entre 9 y 15 MJ/Kg. –Mega Joules por Kilogramo- (3,33 Kwh/Kg promedio), el carbón puede producir entre 24 y 32 MJ/Kg. (7,77 KWh/Kg promedio), es decir, un 133% adicional, más del doble. A esto hay que agregarle que el carbón se encuentra concentrado en yacimientos y que los bos-ques necesarios para suministrar la energía para la revolución industrial hubieran debido ser infinitos. El hambre de ganancia de la burguesía no podía dejar de presionar por ma-yores fuentes de energía. Según Marx un salto en el desarrollo industrial debería provo-car un salto en la población. Asimismo deberíamos poder detectar tal crecimiento indus-trial acelerado en el aumento del consumo energético, en este caso del carbón.
Entre 1850 y 1920 la tasa de crecimiento poblacional mundial vuelve a pegar un salto hasta una media del 0.62% anual, para llegar a 1.650 M en el 1900. Y, efectivamente, para el mismo período nos encontramos con un crecimiento sostenido de la producción de carbón, que supera a la de la leña a partir de 1920. Veamos un gráfico:
Grafico
En forma notable el consumo de leña (biomasa) se estanca apenas comienza la explota-ción del carbón.
Para hacernos una idea: para obtener 5x1012 KWh de energía proveniente de biomasa, en el año 1850, era preciso transformar los árboles plantados en 11.300.000 Ha, una superficie equivalente a Corrientes y Misiones juntas (y eso aplicando los rindes actua-les con una buena madera y técnicas modernas de cultivo). Cada año. Solo para energía, sin contar otros usos como la construcción. Si solo se utilizara pino, un árbol de crecimiento rápido (15 años en las mejores latitudes), el total de superficie a rotar sería equivalente a 170 M de Ha, o una superficie equivalente a España, Francia, Ale-mania e Italia juntas. Y estábamos recién en 1850. Para obtener los 120x1012 KWh que se consumen hoy, 24 veces más, deberíamos contar con plantaciones destinadas exclu-sivamente a energía por 4.080 M de Ha., o apenas por debajo de la superficie del conti-nente americano. Una bicoca. Es evidente que la madera no podía ser el soporte de la industria y el capitalismo. Por supuesto que Marx no podía tener ni idea de todo esto, puesto que la parca lo había reclamado para 1883, cuando este proceso recién comenzaba.

Segundo Impacto

No habrán dejado de mirar esas curvitas grisáceas que dicen Natural Gas, Crude Oil, Coal. ¿Impresionan, no? Pues resulta que Marx seguía teniendo razón: la burguesía solo puede existir a condición de revolucionar permanentemente las fuerzas productivas. Pero esto jamás significó que el trabajo ahorrado por el incremento de la productividad resultara en descanso para el obrero. Por el contrario, la fuerza de trabajo sobrante por el reemplazo por la maquinaria es requerida para expandir la producción. Nadie puede quedar ocioso (al menos en esos años) y el capital acumulado quiere ser relanzado a la esfera de la producción para aumentar la masa de ganancia. Por tanto: el desarrollo de la fuerza productiva del trabajo se manifiesta en un aumento de la Composición Técnica del Capital, o relación entre capital fijo y trabajo vivo . Pero como el trabajo vivo no puede permanecer ocioso sino que debe entrar al servicio del capital para su valoriza-ción, nos encontramos con que aquel desarrollo provoca un aumento constante en el capital fijo en la forma de nuevas instalaciones, por tanto, en el consumo energético.
Otra vez el hambre de ganancia iba a acuciar al Capital, y éste iba a encontrar las res-puestas a sus anhelos.
Frotemos la lámpara y pidamos un deseo: queremos una fuente de energía que no ten-gamos que extraer a la fuerza sino que brote sola con toda la fuerza apenas perforemos un pozo; además, como de deseos alocados se trata, exigimos que su poder calórico sea mayor en un 50% al del carbón, unos 43 MJ/Kg.; como somos unos inconformistas re-calcitrantes pedimos que su estado sea líquido, para poder alimentar esas máquinas in-fernales móviles llamadas autos, camiones, jets, que revolucionarán el transporte y los modos de urbanización.
Y bien, hacia comienzos del siglo XX algún genio escuchará nuestros deseos y los ve-remos cumplidos: oro negro, Petróleo. ¡El infinito es el límite! Puesto que la industria manda, vamos a reproducirnos como conejos. Para 1970 el consumo de petróleo ha alcanzado al del carbón y, entre ambos, suminis-tran una energía equivalente a cerca de 34 M de KWh. Para ese entonces somos 3.700 M de bípedos implumes y en los últimos 50 años hemos estado creciendo a un ritmo del 1.98% anual, ¡más de 3 veces que en los 70 años anteriores! Veamos otro gráfico:
Grafico
Ah! Se quedaron mirando cómo la curva se pone empinada a partir de 1960. Es que a partir de 1950 comienzan las exploraciones en Medio Oriente, donde se encontraron las reservas más importantes del mundo. Ya volveremos a ellas. Además se comenzó a ex-plotar el otro hidrocarburo, el gas, con sus inmensas reservas de Rusia e Irán. El hecho es que de repente las reservas explotaron y la energía se abarató aún más. Con estos insumos la industria pudo pegar otro salto, y con ella la población.
Entre los años 1970 y 2000 la población mundial creció a un ritmo alocado del 2.13% anual, ¡9 veces más que antes de la revolución industrial! Para el capitalismo la relación entre industria, energía y población es estrecha. No po-dría serlo de otra manera.

Tercer Impacto

Hubbert es el geofísico que creó el modelo matemático que predice el nivel de extrac-ción del petróleo a lo largo del tiempo. Según su teoría, la extracción de un pozo cual-quiera sigue una curva con un máximo, cenit de producción, en su centro. Llegados a ese punto cada barril de petróleo se hace, progresivamente, más caro de extraer hasta que la producción deja de ser rentable al necesitarse más crudo que el que se obtiene de dicho esfuerzo . Observó también que, si la curva de producción de un pozo seguía esa simple función parabólica, la curva de producción de países enteros y, por extensión, la curva mundial seguirían patrones similares. Estas son las que se conocen como curva de Hubbert.
Tomando la producción pasada de crudo y, salvo que ocurran factores anómalos como un bajón en la demanda (como por ejemplo la crisis del petróleo a comienzos de los ’70), el modelo predice la fecha del punto de máxima producción para un campo petro-lífero o, por extensión, para toda una región entera. El máximo de extracción es citado como el pico. Tras el pico la extracción entra en la fase de agotamiento. El gráfico del ritmo de producción de crudo para un yacimiento individual sigue una configuración de campana: primero, un lento y sostenido período de producción creciente, luego, un in-cremento acelerado que finaliza en una meseta (el pico) para, finalmente, emprender una empinada cuesta abajo en la producción, llevándola a un declive irreversible.
Cuando se descubre una reserva petrolífera su reducida producción inicial empieza con muchas limitaciones debido a toda la infraestructura que se requiere instalar para que el yacimiento pueda ser explotado a pleno rendimiento. Cuando se han horadado suficien-tes pozos y se han instalado todas las plantas de extracción y procesado necesarias la producción aumenta. Pero en algún momento se alcanza un nivel de extracción que no puede ser rebasado por muy avanzada tecnología que se use o por mucho que se hagan más pozos. Después del pico, la producción disminuye irremediablemente y cada vez más rápido. Pero antes de llegar al agotamiento completo del yacimiento existe otro punto significativo que no tarda en alcanzarse. Esto es cuando la extracción, transporte y procesado de cada barril extraído cuesta más energía que la contenida en él. Llegados a ese punto, Hubbert teorizó que la extracción de crudo con fines energéticos dejaría de ser rentable por lo que ese campo petrolífero sería abandonado. En 1956, Hubbert predi-jo que la producción de crudo de los Estados Unidos debería alcanzar su pico entre 1965 y 1970. Y lo cierto es que el pico se alcanzó el año 1971, año a partir del cual la produc-ción ha seguido un progresivo descenso hasta tal punto que, actualmente, se extrae al mismo nivel que durante la década de los 40. De acuerdo con el modelo de Hubbert, las reservas de EEUU se agotarán a finales del siglo XXI .
Grafico
Esta es la curva de descubrimientos (en verde, medido en Giga Barriles/año) y produc-ción (en rojo, medido en Kilo Barriles/día) para USA, sin contar Alaska. Desde 1981 no descubren una gota de petróleo más, y están viviendo de lo hallado hasta entonces. Por supuesto que estos chicos no se han ajustado el cinturón, así que se han puesto a impor-tar como locos. Con el 5% de la población mundial, consumen el 25% del petróleo del globo. No es de extrañar que estén tan desesperados por garantizar esa demanda y en el camino hagan explotar el planeta entero.
Es momento de ver la gran figura. Como decía Hubbert, es posible predecir con cierta exactitud el pico de producción para todo el mundo. Para eso es preciso comprender alguna terminología que ya veremos, pero en principio:
Grafico
Originalmente el pico del petróleo convencional estaba calculado para el año 2000. Cir-cunstancias excepcionales como las del shock petrolero de mediados de los ’70 pospu-sieron el pico para el 2009, según cálculos coincidentes de la mayoría de los estudiosos del tema (algunos proponen una fecha entre 2010-2014. Los estudiosos a los que me refiero no son ningunos lunáticos apocalípticos, como veremos. La mayoría son geólo-gos que trabajaron toda su vida para las grandes petroleras. Jean Laherrere perteneció a la Total, el mismo Hubbert trabajó toda su vida para la Shell, Mathew Simmons es un republicano usamericano recalcitrante, ex-asesor de Bush padre para asuntos energéti-cos. Algunos son ecologistas y hay alguno que otro que ha tenido éxito en la esfera polí-tica, como Kjell Aleklett, presidente de ASPO Internacional, que ha convencido al go-bierno sueco de encarar el tema de la dependencia del petróleo. Los suecos han estable-cido un fondo con los ingresos derivados por la exportación del petróleo para hacer de Suecia un país libre de petróleo para 2020.
Ahora sí unas palabras para interpretar el gráfico global anterior, que dice poco y supo-ne mucho.
Los cálculos para derivar el pico dependen de varias fuentes. En principio hay que divi-dir la cuestión entre producción y reservas. La relación entre ellas nos dice que si se consume más de lo que se descubre por año, entonces las reservas bajarán. Y precisa-mente eso es lo que ha estado sucediendo desde 1982. Esta relación debe ser matizada
Grafico
con dos factores contrapuestos entre sí. Uno es la subestimación inicial de las reservas, como consecuencia de métodos perimidos de cálculo. Las nuevas tecnologías de sondeo generan un aumento de las reservas por cuanto ahora pueden ser mejor detectadas. El otro es la sobreestimación de las reservas entre 1973-1979 como resultado de la fijación de cuotas de la OPEP (Organización de los Países Productores de Petróleo). Esto da risa. En 1973 los países de la OPEP acordaron cuotas de producción relativas a las re-servas de cada uno para no competir entre ellos, pero lo que se provocó inmediatamente fue una carrera para ver quien inflaba más las reservas, para aumentar las ventas sin violar el acuerdo. En principio se cree que la sobreestimación es mayor a la subestima-ción anterior, aunque no se puede precisar la medida debido a que los datos sobre reser-vas de Arabia Saudita y el resto de Medio Oriente son secretos de Estado (su divulga-ción está penada hasta con la pena de muerte, se entiende que es una cuestión muy se-ria). Los países occidentales tienen datos más o menos públicos, principalmente USA, Inglaterra y Noruega, y México. Veamos cómo les ha ido a estos muchachos, como bo-tón de muestra.
De USA ya vimos más arriba que llegó al pico en 1971, y comenzó un mesurado decli-ve. Aquí unas palabras importantes. El declive es más pronunciado cuanto más se ex-primen los pozos para obtener una producción suficiente. Suficiente para obtener ga-nancias pero sobre todo suficiente para cumplir los contratos. Recientemente se ha di-vulgado que Venezuela, un grosso de la OPEP, ha debido comprar petróleo a Rusia para llegar a cumplir su cuota, señal de que les está costando mantener los ritmos de produc-ción. Los métodos para exprimir aceleradamente los pozos son: · Perforaciones horizontales. Normalmente los pozos se hacía verticales, pero úl-timamente se los inserta en forma vertical para luego curvarlos y volverlos hori-zontales, con lo que la cantidad de petróleo extraído se mantiene a tope todo el tiempo (y los yacimientos se agotan más rápido, con un declive posterior más empinado). · Inyección de agua o vapor a presión en pozos paralelos. Como el petróleo sale por presión natural, a medida que se extrae disminuye ésta. Lo que se hace es inyectar agua o vapor para aumentar la presión. Doble problema: el agua sale mezclada con petróleo en cada vez mayor proporción, hasta llegar en algunos casos al 75% de lo extraído. Además este petróleo aguado colabora en la corro-sión de los oleoductos y en la formación de un cierto tipo de bacterias que lite-ralmente perfora los tubos, como le pasó a British Petreoleum en su yacimiento de Prudhoe Bay, en Alaska, a fines de julio pasado, cuando hubo un derrame de 70.000 litros de petróleo y se tuvo que detener (por unos cuantos meses) la mitad de la producción de ese yacimiento, equivalente al 8% del consumo usamerica-no . En cuanto al vapor éste es generado quemando gas. El problema es que también es un hidrocarburo que va hacia su pico, y se lo está gastando en evitar el pico del petróleo.
Ahora veamos como les va a algunos pozos. En principio el caso del yacimiento Brent, del Mar del Norte, el más importante de la historia de Inglaterra y el que da referencia a uno de los precios del mercado. El cuadro compara la producción mensual en miles de m3 con el acumulado en millones de m3. Desde 1986 ha comenzado a bajar la produc-ción para desplomarse desde 1998.
Grafico
En cuanto a Noruega está el caso del yacimiento Statfjord (50% de Noruega, puesto que es un yacimiento compartido con Inglaterra), con un desplome a partir de 1994.
Grafico
En cuanto al superyacimiento de Cantarell, en México, uno de los cinco más grandes del mundo con reservas originalmente calculadas de 16.000 M de barriles y una producción diaria de 2 M de barriles durante 2005, las cosas no van mejor. En julio de este año el promedio diario fue de 1.65 M (¡el 2% de la producción mundial solo en un yacimien-to!) y descendiendo. Este yacimiento sobrepasó su pico en el 2004.
Ahora hay que ver un aspecto importante para el tema. Se trata de que el petróleo no es de una única calidad. En principio hay que medirlo según su viscosidad (liviano, pesado y ultrapasado) y según el contenido de sulfuros que posee (dulce y ácido). El petróleo liviano es aquel más solicitado, pues es aquel del cual se extrae la nafta y los combusti-bles de avión. Los pesados y ultrapasados tienen mayor cantidad de alquitrán y son más difíciles de refinar. Además del total refinado la proporción de componentes livianos es baja. Se llega al punto de que hay petróleos tan pesados que están en estado sólido: son las arenas de alquitrán, abundantes en Canadá, Venezuela y USA. En cuanto al sulfuro, cuánto más tiene (más ácido) más difícil y costoso es su refino.
Según la teoría de Hubbert, corroborada siempre en la práctica, los yacimientos que primero se explotan, y el elemento que primero se explota en cada yacimiento, son aquellos que contienen petróleo liviano y dulce. A medida que los precios aumentan se va haciendo más rentable explotar los petróleos pesados y ultrapasados y ácidos. Es que, según la teoría de la renta analizada por Marx en el Libro III de El Capital, el precio base de un recurso natural o monopólico está fijado por el precio de producción del ya-cimiento de más alto costo que requiere demanda. Cada vez que aumenta la demanda, o que disminuye la oferta de los yacimientos operativos, ingresan a la producción nuevos yacimientos de mayor coste, provocando el aumento del precio base.
Eso es lo que está ocurriendo con las “arenas de alquitrán” de Canadá y las explotacio-nes de Venezuela. Estos yacimientos ultrapasados van a ser importantes para ayudar a contrarrestar el declive pronunciado en los yacimientos tradicionales, pero su aporte no puede compensar el aumento del consumo. Como se ve en el gráfico general más arriba, el petróleo pesado, los yacimientos bajo aguas profundas y los que puedan hallarse en zonas polares, apenas podrá prolongar muy poco (no más de 7 años) el cenit global.
El planeta está prácticamente rastrillado, ya no se esperan grandes descubrimientos. El yacimiento más grande de la historia se encuentra en Arabia Saudita. Se lo conoce como Ghawar. Sus reservas totales se calculan en 100.000 a 125.000 M de barriles (el 6% del total mundial de petróleo convencional). Comenzó su producción en 1951 por lo que se lo considera ya maduro (viejo) y se supone (ya que su situación es secreto de estado) que habría superado su pico de extracción en 2004. Existe la convicción que la caída de Ghawar significará la caída de la producción mundial, sus picos serán gemelos.
Las reservas no crecerán mucho más. A principios de setiembre de 2006 se publicó con bombos y platillos la noticia de un megadescubrimiento en aguas del Golfo de México occidental. El máximo que se calcula para ese yacimiento es de 15.000 M de barriles, o el 12% de Ghawar, o ¡2 años de producción mundial a este ritmo! Para ello tuvieron que hacer exploraciones al límite de la imaginación humana, perforando en aguas de hasta 3000 m de profundidad, y pozos que penetran en la tierra hasta 9100 m . Es como si a un gran levantador de pesas le agregaran una feta de jamón a su máximo peso. El esfuerzo es enorme, los resultados insignificantes. A este sombrío panorama hay que agregarle lo siguiente. El carbón y el gas, aún com-portándose en forma diferente (el carbón se extrae de minas profundas o a cielo abierto, con camiones gigantescos que consumen hasta 10.000 litros de combustible por día; el gas se extrae sin inyección de agua o vapor y sin bombeo, por lo que su declive post-cenit va a ser más abrupto todavía que el del petróleo) proyectan su propio cenit.

Las energías alternativas

Ante semejante futuro muchísimos investigadores están desarrollando fuentes de ener-gía alternativa a los hidrocarburos. Este proceso empezó durante la crisis del petróleo de los ’70, con la implantación de usinas nucleares y luego, con la recuperación posterior, se fue haciendo más lento. Ahora está tomando nuevo impulso.
Las fuentes de energía alternativa son: eólica, solar, nuclear, hidroeléctrica, biocombus-tibles. La energía primaria total consumida en el mundo, para el año 2003, es la siguien-te (en Millones de Toneladas Equivalentes de Petróleo, MTOE, equivalentes en poder energético).
Petróleo 3.767
Gas Natural 2.420
Carbón 2.778
Nuclear 624
Hidroeléctrica 635
Biocombustibles 1.334
Alternativas 248
Total 11.806
Es decir que en principio deberían existir fuentes de energía alternativas para el 52% de la energía proveniente del petróleo y el gas, unos 6.187 MTOE, sin contar el carbón que tiene un poco más de vida. Y eso si consideramos la situación hasta la fecha. Pues de seguir el ritmo de crecimiento del consumo energético, en 10 años estaríamos llegando a más de 7.000 MTOE de consumo en petróleo y gas. El problema con las energías alternativas es puede resumirse en lo siguiente:
• Solar: los paneles fotovoltaicos no pueden transformar más del 15% de la ener-gía que reciben. Solo pueden ser ubicados en zonas entre los trópicos por la in-cidencia vertical de los rayos solares, y además debe haber una buena cantidad de sol y días prolongados. Como si esto fuera poco, el costo de estos paneles es exorbitante, las inversiones iniciales son inmensas y el resultado total, aún po-blando millones de hectáreas con paneles, no alcanzaría para suplir las necesida-des.
• Eólica: los vientos aprovechables son limitados, los molinos de viento solo pue-den aprovechar velocidades estrechas, ni muy bajas, dado que no se moverían, ni muy altas, porque se destruirían. El costo en cemento y acero para obtener una buena cantidad de energía sería, otra vez, exorbitante. Además se corre el peli-gro de provocar cambios en las direcciones de los vientos que provoquen pro-blemas climáticos y hasta vuelvan inservibles muchos molinos.
• Hidroeléctrica: está muy limitada por la cantidad de ríos del tamaño y caudal su-ficiente, tampoco alcanzaría.
Pero el problema de conjunto es que todas estas fuentes producen energía eléctrica. Para transformarla en energía motriz tenemos que convertirla a un vector. El vector más es-tudiado es el hidrógeno. Por electrólisis transformamos energía eléctrica en hidrógeno líquido. El problema es que es muy explosivo, por su pequeñísimo tamaño atómico no existe un medio adecuado de almacenamiento (se escapa) y la forma de almacenarlo (células de hidrógeno) es tan costosa que los automóviles adaptados a este medio cues-tan cerca de un millón de dólares cada uno. Tengamos en cuenta que el transporte te-rrestre, marítimo y por avión es clave para la distribución de las mercancías. Hay mucha más información en todas partes, solo hay que buscarla, está ahí. Para cualquier alternativa energética hay que estudiar la EROEI, el resultado del cocien-te entre energía obtenida por el proceso y energía invertida para que el proceso funcio-ne. Como vimos la una relación menor a 0 es un sinsentido económico, pues implica que se gasta más energía que la que se obtiene. Veamos sintéticamente las EROEI de las diferentes fuentes de energía primaria:
Fuentes No Renovables
Gas y petróleo en yacimientos domésticos EROEI
1940 mayor a 100
1970 entre 8.0 y 23.0
Carbón en boca de mina
1950 80.0
1970 30.0
Petróleos ultrapesados 0.7 a 13.3
Carbón licuefectado (por ruptura de cade-nas de hidrocarburos) 0.5 a 8.2
Fuentes Renovables
Etanol de caña de azúcar 0.8 a 1.7
Etanol de Maíz 1.3
Etanol de residuos de Maíz 0.7 a 1.8
Metanol 2.6
Producción eléctrica
Usinas de carbón entre 2.5 y 9.0
Hidroeléctrica 11.2
Eólica 2.0
Nuclear 4.0
Solar fotovoltaica 1.7 a 10.0
Geotérmica 1.9 a 13.0
Como vemos, las fuentes de energía que podrían sustituir los combustibles para el transporte, los biocombustibles, tienen como máximo una EROEI de 2.6, cuando el pe-tróleo tiene hasta 23.0 (y en los comienzos de su explotación masiva más de 100.0). Las fuentes de energía eléctrica no superan una EROEI de 13.0, pero si descontamos las fuentes excesivamente localizadas como la geotérmica y la hidroeléctrica, y nos concen-tramos en la nuclear, eólica y solar, vemos que no supera el índice de 10.0. Esto es ya de por sí un gran problema, puesto que el rendimiento de estas fuentes alter-nativas es francamente decepcionante a los fines de la expansión capitalista. Pero hay más. A medida que vayan pasando los años y el consumo siga aumentando como hasta ahora, cada año va a ser necesario no solo suplir la demanda agregada sino reemplazar la in-capacidad de cumplir con la demanda que se arrastra desde antes. La brecha, así, signi-ficaría que para el 2050 necesitaríamos agregar tanta energía como la que hoy consu-mimos. De acuerdo a esto se abren algunos escenarios que pongo a disposición :
Grafico
En este primer escenario, el más descabellado, se presupone una caída de la producción de combustibles fósiles convencionales de media máquina, con una brecha que es cu-bierta por tecnologías altamente contaminantes y productoras masivas de CO2, algo de tecnología limpia (solar, nuclear, eólica), muy poca retracción voluntaria de la demanda y algo más de destrucción de demanda, es decir, recesión lisa y llana como consecuen-cia de los altísimos costos de la energía por su escacéz.
Grafico
Este segundo escenario es el optimismo burgués a prueba de balas. La producción caerá moderadamente y cubriremos la brecha básicamente con nuevas tecnologías (que según el deplorable y patético optimismo burgués son omnipotentes), reducción voluntaria de la demanda (segundo patetismo burgués: somos todos muuuuuy conscientes y respon-sables y aceptamos consumir menos, producir menos y ganar menos). Y alguito de des-trucción de demanda, concentrada en los países de esa gente pobre e inculta que llama-mos tercer mundo.
Grafico
O el optimismo tecnocrático socialdemócrata-verde. La caída va a ser mucho más pro-nunciada pero la brecha la cubriremos con responsabilidad social y energía eólica y so-lar.
Grafico
Lamentablemente queda esta opción, que es la más apropiada para este mundo comple-tamente alienado y burgués hasta el tuétano. Fuerte caída de la producción apenas atem-perada por nuevas tecnologías de extracción (algo realista si uno estudia estas nuevas tecnologías y las despoja de esa capa “milagrosa” de omnipotencia) y fin... del capita-lismo. Sí, porque la destrucción de la demanda, o restringir el consumo energético por vía forzada debido a que no va a alcanzar, simplemente, es el fin del desarrollo de las fuerzas productivas. Veamos cuán grave es esta recesión generalizada, imparable, irreversible. Menos ener-gía es menos producción, luego no va a haber alimentos para todos. No me refiero a las condiciones de subsistencia en la que viven miles de millones en el mundo. Me refiero a carencia total. Esto va a ser agravado por el crecimiento inaudito de los precios de los cereales y el maíz, por la demanda de estos productos para la producción de biocombus-tibles. Cientos de millones muriendo literalmente de hambre y epidemias. Millones más destruidos por las bombas genocidas de un imperio desesperado por ser el último en caer, con un grado de locura homicida que hará parecer Irak y Líbano como un juego de ludo. Millones huyendo de ciudades inmensas sin alimentos ni forma de producirlos. Consecuente debacle de la industria, con la huída de la fuerza de trabajo, los altísimos costos energéticos, el subconsumo consecuente y la transformación de la ganancia en pérdida. O sea, recesión permanente mundial.
Y, lo peor de todo, que no habrá nada que hacer, en términos clásicos. En términos más apropiados para la situación que se avecina, habrá algunas alternativas, pero serán con-secuencia de estrategias de pequeños grupos que vayan a la autoproducción no capitalis-ta. El mundo, como tal una creación capitalista, desaparecerá en el estallido de pequeños fragmentos de territorio más o menos autónomos, ayudado por la incapacidad de las fuerzas represivas del imperio en controlar militarmente todo el planeta. Suena apocalíptico, pero hay que recordar que la catástrofe es una posibilidad como cualquier otra, tanto para organismos biológicos como para complejos sociales. Las sociedades humanas han padecido innumerables catástrofes, pero en general su probabi-lidad ha sido baja. Pero cada vez será más probable, a medida que las condiciones del agotamiento de la energía barata ser vayan imponiendo.
La catástrofe solo ha sido denegada por el capitalismo, con su ideología de omnipoten-cia. Y nos ha hecho creer a todos en su omnipotencia. Pero en el fondo sabemos que no lo es.
No esperando a que todo esto nos agarre desprevenidos, comparto con ustedes estos pensamientos lúgubres. Pues siempre habrá algo que hacer, empezando por saber qué está pasando en el fondo del pozo.

Por Juan Miguel, desde Ushuaia.
Ver http://www.exodo.summerhost.info/foros/portal.php

lunes, 4 de abril de 2011

La "locura" de los setenta, por Lelio Valdez.


Esta carta es para continuar la conversación que tuvimos, hace unos meses, sobre la “locura” de los setentistas. Recuerdo que hablábamos sobre que la militancia de la época pecó de barbaridades de análisis, de errores de percepción de la realidad, que se evaluó mal, o no se vio, la real correlación de fuerzas. Y recuerdo que yo quería relativizar esa idea, llamando la atención para el hecho de que lo que hoy parece locura, podía tener sentido en aquellos años: nadie ignoraba la represión, pero se pensó que podía ser enfrentada y que, con los debidos cuidados, se podía seguir actuando como se lo hacía. Entonces me parece que la clave está en responder qué hechos fueron dando sentido a, más que a una determinada lectura de la realidad, a una serie de comportamientos más o menos difundidos entre los trabajadores, que permitieron pensar en términos de lo que hoy se llama “radicalización”.
   Pero, en principio, y para rebatir esa idea, se puede argumentar que “los hechos fueron como fueron” y que no se puede hacer historia fuera de eso. Ayer leí un artículo de Luis Mattini, donde usó esta frase que, aclaro, comparto:
   “No creo en la pretensión racionalista de leer la historia en subjuntivo; lo que "hubiera" pasado queda para la imaginación de la literatura, no para la historia; en cambio sabemos lo que pasó.”
   También creo que compartimos la convicción de que para pensar la construcción de un movimiento emancipatorio, hay que tener un análisis correcto de la realidad, y además, que a él se llega sólo por aproximación. Bueno, pero también sabemos que las “representaciones”, o percepciones de la realidad que construyan las clases antagónicas, pasan a ser también “realidad”, en la medida en que referencian, posicionan, dan coraje o aconsejan aguantar, etc.
   El detalle sobre el que quiero que pensemos, es que, como materialistas, reconocemos que a las construcciones ideológicas, a las representaciones o las lecturas de la realidad, hay que entenderlas también como aproximaciones a lo real, hechas y construidas a partir de vivencias, acciones y experiencias en el mundo material de la lucha de clases.
   Para usar una terminología gramsciana, y sin pretensión de ser preciso, creo que de la movilización de las clases subalternas nace la posibilidad de que se construya contra-hegemonía, contrapoder, anti-poder, consciencia de clase, etc. Y estos elementos “culturales” o, mejor, prácticas culturales, pueden y deben entrar en la elaboración histórica, pues son el producto de hechos y experiencias de la lucha real. Pueden ser rescatadas para su transmisión, porque son experiencias vividas, aunque parecen ocultas, por ser cultura “subalterna”. “Cultura” que tuvo un significado fuerte para los oprimidos que la construyeron y vivieron, pues pautó su acción política en su momento, a futuro, como apuesta, de todos aquellos que compartieron esa “nueva moral” o “marco de significaciones”.
   Pero, para percibir algo de su significado y de los hechos que construyeron esa cultura como un producto o resultado, hay que pensar a contra-pelo o a contramano. No por la apariencia del resultado, o sea, de los “hechos como fueron”, sino por los sucesos que le dieron sentido a otra percepción de la realidad. O sea, por el sentido que tuvieron en su tiempo para los contendientes, y que tuvo también la consistencia de hechos o formaron parte de lo real vivido.
  El sentido común sólo ve a la “cultura popular” como un resultado incontestable, no interesándose por los hechos rebeldes que le dieron origen: repetían en los 70, y aún lo hacen hoy, que “la clase obrera es peronista” o que el pueblo es peronista, y punto. Por eso había que votar al peronismo o sus variantes, para no despegarse. Y cuando al sentido común se le pregunta: ¿Y por qué el trabajador es peronista? , te responde, como máximo, con un razonamiento de apariencia racional: que lo es porque tuvo beneficios materiales. El sentido común, inmediato, ve a la clase obrera como a un sujeto pasivo, venal, comprable, homogéneo, incapaz de construir morales rebeldes, o cualquier cosa fuera del Sentido Común o de la moral hegemónica. Se ve a la clase obrera como resultado y no se ve su complicado proceso de construcción en la Historia.

43 Aniversario de la CGT de los Argentinos, por Leónidas Ceruti

Por Leónidas Ceruti, historiador - En el Congreso Normalizador de la CGT, “Amado Olmos”, para los días 28, 29 y 30 de marzo de 1968, las distintas corrientes del movimiento obrero chocaron entre sí. El Congreso se transformó en una verdadera batalla contra la dictadura, contra el participacionismo y el colaboracionismo de los burócratas. En él tuvieron cabida las aspiraciones de lucha de los trabajadores, y su voluntad de impulsar la lucha antidictatorial.
Afiche de la CGT de los Argentinos

EL SINDICALISMO DESDE EL GOLPE DEL 66

Sindicalistas como Vandor, Coria y Alonso conspiraron activamente para el derrocamiento del presidente Illía. Luego, su presencia en la asunción del gobierno dictatorial, y posteriormente a los pocos días, la firma del convenio de los metalúrgicos en la Casa de Gobierno, fue otro símbolo, de la relación de Vandor con los militares golpistas.
Entre las primeras medidas tomadas por la dictadura que afectaron a la clase obrera estuvo la suspensión por cuatro meses del decreto 969/66, dictada por el gobierno de Illía, que promovía el pluralismo y la federalización de los sindicatos, y se devolvió la personería gremial a varios sindicatos que habían sido sancionados durante el gobierno radical. Posteriormente, se promulgo la ley 16.936 de “arbitraje obligatorio”, medida duramente criticada por los sindicalistas, ya que la misma limitaba el derecho de huelga. Además, Onganía, ordeno que fuesen intervenidos varios gremios como el Sindicato de Prensa y Canillitas, Sindicato Unidos Portuarios Argentinos (SUPA), Trabajadores del Pescado de Mar del Plata, Municipales de Córdoba, Empleados del Tabaco.
La política anti-popular que llevó a cabo el gabinete económico, más la represión que se ejerció a los reclamos obreros, hicieron añicos el galanteo entre algunos sindicatos y el gobierno. En distintas provincias del país, se iniciaron protestas obreras que de a poco inauguraron un tiempo de sangre y plomo.
La policía, siguió reprimiendo varias manifestaciones de trabajadores: como la de Luz y Fuerza de Buenos Aires, o la de los gremios del riel, como la Unión Ferroviaria y La Fraternidad.

jueves, 17 de marzo de 2011

La «manzana prohibida» del comunismo, de Néstor Kohan


(Sobre el Sistema Presupuestario
de Financiamiento hoy)
Néstor Kohan
Las alternativas en el centro de la escena
 
Luego de 30 años de reinado económico neoliberal y hegemonía cultural del posmodernismo, en medio de una nueva crisis del capitalismo mundial (estructural y sistémica, en la cual confluyen múltiples crisis al mismo tiempo), retorna la discusión sobre las alternativas.
¿Cómo salir de la crisis y comenzar a transitar hacia otro tipo de sociedad radicalmente distinta? ¿Será con la bandera roja pero sumisamente guiados de la mano por John Maynard Keynes? ¿Quizás intentando volver, con no poca nostalgia y revival, hacia los capitalismos periféricos, “nacionales y populares”, de la posguerra? ¿Tal vez con la ilusión siempre incumplida de un capitalismo “con rostro humano” adornado con una imposible “tercera vía”? ¿O deberemos resignarnos a un “socialismo mercantil”, con gigantescos pulpos internacionales que explotan mano de obra barata y disciplinada, empresas completamente autárquicas y cooperativas autogestionadas compitiendo entre sí por la distribución de la renta?
Sea cual fuera la salida, posible y deseable, lo que está claro es que actualmente esa búsqueda se ubica a la orden del día. Encontrar en forma imperiosa una alternativa ha dejado de ser un sueño “utópico” (simpático y encomiable, quejoso del neoliberalismo, pero políticamente inviable) para convertirse en una urgencia de supervivencia planetaria en el caso de que no nos abandonemos al reino de la barbarie ni a un futuro sombrío que se parece mucho más a las novelas antiutópicas más pesimistas (Un mundo feliz, 1984 o Fahrenheit 451) que a los finales felices y edulcorados de las películas románticas de Hollywood.
Si los Foros Sociales Mundiales abrieron este milenio con la consigna “otro mundo es posible”, quedó irresuelta la interrogación: ¿cuál es o debería ser ese otro mundo posible? En medio del desconcierto y la confusión generalizada el presidente bolivariano Hugo Chávez intentó resolver el enigma de la esfinge: la salida es “el socialismo del siglo XXI”. Ahí nomás proliferaron nuevas polémicas. ¿Qué entendemos o deberíamos entender por ese enigmático “socialismo del siglo XXI”? Nadie lo sabe todavía. Está en discusión. Lo cierto es que el proyecto del socialismo, durante décadas insultado, caricaturizado y ridiculizado, ha vuelto a la agenda política. Ya no sólo en el terreno del debate ideológico sino también en el acuciante problema de la gestión práctica de las relaciones sociales, económicas y políticas de la nueva sociedad que se pretende crear y construir.

martes, 15 de marzo de 2011

Revista de Análisis Regional. AÑO 2 Nº 4 OCTUBRE DE 2010

REVISTA DE
ANÁLISIS REGIONAL

AÑO 2 Nº 4 OCTUBRE DE 2010
EDICIÓN ESPECIAL: PERIODO 2007 – 2010
METODOLOGÍA PARA LA INVESTIGACIÓN Y SECTORES PRODUCTIVOS DE LA REGIÓN
Equipo de trabajo: Ramiro De Altube, Damián Dombraski, Nicolás Hawryluk

Registro ISSN en trámite.
 





Índice
Página 3. Introducción
Página 7. Crítica y perspectiva
Página 12. Criterios metodológicos
Página 14. Debates y avances
Página 16. Criterios metodológicos (2)
Página 17. El horizonte de la región dentro de la dinámica nacional e internacional
Página 17. La fuerza de trabajo y el capital que se presenta en la forma de salario en nuestra región
Página 21. El capital que se valoriza en la industria
Página 28. El capital que se valoriza en y desde el campo
Página 36. Las exigencias al Estado (articulación entre la pelea por las ganancias y la cristalización de la pelea por el poder político)
Página 39. Capital que se valoriza por la vía corta D-D’ (capital de préstamos y su necesaria relación con el capital productivo D-M-D’).
Página 45. Las finanzas del Estado (o el Estado como espacio contable)
Página 49. Los desarrollos de la ciencia y su aplicación capitalista (el capital que se valoriza en la investigación científica y la investigación científica que se transforma en capital).
Página 52. Consideraciones finales sobre el capitalismo de la región
Página 53. Región, nación y mundo en 2008-2010
Página 60. Bibliografía y fuentes utilizadas


ROSARIO, ARGENTINA
OCTUBRE DE 2010

Sobre el concepto y modos de representar problemas de salud, por Mario A. Chavero

Sobre el concepto y modos de representar problemas de salud   [1]                                                                           ...